Ha llegado ya la primavera pero desgraciadamente, donde yo vivo esto no se ha traducido en sol y buen tiempo. Tras el eclipse lunar del viernes, la terraza donde tengo colocado el huerto urbano viene sufriendo rachas bastante fuertes de viento.
Las semillas de rabanito que planté hace unos días han
volado por los aires y buena parte de la tierra de la mesa de cultivo, también.
Un desastre, sobre todo teniendo en cuenta que las únicas semillas que consigo
que germinen son las de rabanito (las de cayena, cebollino y albahaca me tienen
manía y se niegan a brotar, aunque las plante dentro de casa y en semillero).
Además, de este contratiempo con las semillas y la tierra,
las tomateras cherry que tengo en maceta y las pequeñas plantas de pimiento
rojo que tengo sembradas en la mesa de cultivo, están sufriendo mucho con el
viento, perdiendo hojas y doblándose en exceso. El tema de las macetas tiene
fácil solución, con entrarlas en casa un par de días hasta que el viento amaine,
ya es suficiente, pero tenía que pensar en algo para evitar perder toda la
cosecha de la mesa de cultivo y tener que plantar de nuevo.
Y como veis, la solución ha sido reciclar unas botellas de
plástico de CocaCola de dos litros para proteger del viento a las plantas sin
tenerlas que entrar en casa y sin privarlas de luz. Para reducir un poco el
efecto invernadero, he hecho agujeritos en la parte superior de las botellas.
Como el sol sigue sin aparecer y el viento aún sopla con
intensidad, aún no he retirado las botellas de plástico, pero tengo claro que
cuando el sol salga de nuevo deberé dejar al aire libre a mis plantas, evitando
correr el riesgo de achicharrarlas con el plástico.
En definitiva, con un poco de ingenio ¡he logrado salvar mi
cosecha!
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